Música

Cuando faltaba una semana para el estreno de Colores, el paisa J Balvin preguntó a través de sus redes sociales si sería buena idea presentar el disco o si era mejor aplazarlo, pues no estaba seguro si la gente en medio del coronavirus, tenía ánimo para recibirlo. Finalmente, se decidió por lanzar su quinto disco, que venía anunciando desde noviembre de 2019; ya está disponible en todas las plataformas.

El colombiano ha sido el primer artista latino urbano con el mayor número de sencillos en la posición #1 en la lista de Latin Airplay: todos los del mismo álbum, “Blanco”, “Morado" y “Rojo”. Uno de los temas más escuchados en las últimas semanas es "Morado".

Todas las canciones tienen el nombre de un color diferente y él mismo explica que cada color representa "una vibra diferente" que se relaciona, a su vez, con una propuesta artística que no solo se queda en lo musical y que es una muestra de las facetas que tiene gracias a varios géneros. Es un catálogo con páginas de diferentes tonos; incluso se muestran en un libro al principio de cada videoclip. Se ve como un folleto de pinturas y cada videoclip se construye con la paleta de su color correspondiente: los vestuarios, las escenografías, el maquillaje y la iluminación se pintan con el tono que le da nombre a cada composición. La dirección creativa de toda esta propuesta visual estuvo a cargo del artista japonés Takashi Murakami.

El mismo Barak Obama ha comentado, en más de una ocasion, que se considera fanático de Balvin y durante dos años seguidos, ha incluido sus canciones en su top personal que publica en Twitter.

“Colores” fue producido por Mr. Eazi, junto con el paisa Sky, quienes se trabajaron con todas las pistas del disco anterior de J Balvin, Oasis, con la colaboración del puertorriqueño Bad Bunny. Sky también presta su voz, por primera vez, en la canción “Verde”.

J Balvin es el primer artista de reguetón en actuar en “Saturday Night Live”, una institución de la televisión estadounidense. También ha pasado por Coachella y Lollapalooza e incluso, ha actuado hasta en la meca de la electrónica, Tomorrowland.

Y lo mejor del disco de José Álvaro Osorio Balvín es sin duda el sonido. Innovador y lleno de detalles de producción y arreglo que envuelven (y empaquetan para volver a ser un éxito mundial) los patrones, tan primarios, esenciales y machacones del género. Para este álbum, parece que el colombiano ha dejado de lado la tradición popular hispanohablante (salvo un guiño a la cubana “Chan chan”) para acercarse a los “beats” y el fraseo del rap anglosajón. “Arcoíris” y “Blanco”, las últimas canciones del disco, son un buen ejemplo de producción internacional: el reguetón a la conquista del mundo.